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Factura de Crédito Electrónica MiPyMES
-FACTURA DE CRÉDITO ELECTRÓNICA MIPYMES
Se trata de una de las herramientas previstas en la ley de financiamiento productivo y su objetivo es reducir el costo de financiamiento y ampliar el acceso al mercado de capitales para todas las MiPyMES, obteniendo mejores tasas de financiación para éstas, a través de la cesión o descuento de las facturas de crédito.
El antecedente, ley 24.760 del año 1997, no fue exitoso debido al rechazo de dichas facturas por las contrapartes en las operaciones comerciales, por éste motivo, es que ésta nueva versión de la herramienta es de uso obligatorio.
Las MiPyMES deberán emitir facturas de crédito A, B o C, en reemplazo de la clásica factura por todas sus operaciones con ‘’empresas grandes’’[1] cuando el valor de la misma supere el mínimo establecido (hoy $ 100.000.-).
Este tipo de comprobantes requiere datos adicionales, en comparación a la factura clásica, éstos son:
- Fecha cierta de la obligación de pago
- Clave Bancaria Uniforme – CBU o Alias
- El importe a pagar expresado en letras y números
Una vez que la MiPyME emite su factura de crédito, ésta es puesta a disposición al receptor de la misma, quien podrá aceptarla o rechazarla. Al ser aceptada la factura de crédito se convierte en un título ejecutivo.
A partir de ese momento la MiPyME tendrá dos opciones, conservar la factura hasta el vencimiento del plazo de pago (como en la factura clásica) o bien transmitir la factura de crédito a un “agente de depósito colectivo’’ y realizar la negociación de dicho título en el mercado de capitales, obteniendo el cobro anticipado de la misma con una tasa de financiación en mejores condiciones que las existentes.
[1] Empresa cuyas ventas totales superen los valores máximos para clasificar como empresa Mediana – Tramo 2 según la Sepyme.
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¿Cuánto vale mi empresa?
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Esta es la pregunta que muchos empresarios Pyme se formulan en distintos momentos de la vida empresa, como ser, por ejemplo: cuando se presenta un posible inversionista, cuando muere algún accionista o socio y también cuando se comienza a pensar en el retiro.
La respuesta no es nada fácil y aunque parezca sencillo hay muchas variables que participan de esta incógnita.
En primer lugar, debemos mencionar que existe una diferencia entre valor y precio, aunque a veces en la práctica, esos términos se utilicen como sinónimos. Valor está vinculado al potencial de la empresa, a su experiencia, al nicho de mercado que atiende, a su cartera de clientes, etc, en cambio, precio es el monto en dinero que acuerden las partes para realizar esta operación de venta.
Los expertos en el tema de valuación de compañías están de acuerdo en que el método apropiado es el de “flujo de fondos descontados” y que consiste en descontar los futuros flujos de fondos esperados utilizando una tasa de descuento ajustada al riesgo del negocio.
Pero también existen muchas otras formas de valuar las compañías a saber:
- Valor contable: Surge del patrimonio neto de los estados financieros del ente (activo menos pasivo)
- Valor contable ajustado: Es similar al del punto anterior, pero midiendo los elementos patrimoniales a valores de mercado en vez de a valores según normas contables
- Valor de liquidación: Valor resultante o producido de la venta de todos los activos y posterior cancelación de todas las deudas o pasivos.
- Valor sustancial: Inversión que representaría volver a constituir una empresa de idénticas condiciones.
- Menos recomendado: multiplicar el resultado del último ejercicio por un número o factor.
La labor del consultor, para que una evaluación de empresas sea lo más justa y objetiva posible, es trabajar codo a codo con la dirección del ente ya que esta última es la que tiene el know how. El consultor debe recolectar información, procesarla, evaluar el sector y el mercado en el que opera la compañía para luego elaborar un plan de negocios y lo valuarlo.










